E-mailiando con… Alejandro Sacchetti – Primera Parte

En esta oportunidad compartimos con ustedes el E-mailiando con… Alejandro Sacchetti, una entrevista vía e-mail que estuvo a cargo de Viviana Rosenzwit.

Este trabajo forma parte de E-mailiando con…, un e-book publicado en el año 2005, que ahora se ofrece abiertamente en nuestra web para todos los lectores.

Alejandro Sacchetti nació en Buenos Aires, por el año ‘58, es Lic. en Psicología UBA (título homologado al Español por el Ministerio de Educación y Ciencia), diplomado en Música y Tecnología en la UNQ. Master en Ciencia sociales y humanidades UNQ. Orientación en filosofía política. Se desempeña como docente universitario en las Carreras de Psicología y Musicoterapia en la Universidad de Buenos Aires. Miembro fundador de Reuniones de psicoanálisis Zona Sur. Director de Enalage. Miembro de FEPI (Fundación para el Estudio de los problemas de la Infancia). Autor de numerosas publicaciones en medios especializados de Argentina y del exterior y del libro El Párpado del Oído (Entre la Música y el Psicoanálisis).

¿Por qué cree que el psicoanálisis presenta una relación tan estrecha a la escritura?

Los jeroglíficos freudianos nos dan una pista, y su arqueología no cesa en buscar algún efecto de significación que se escribe desde un modelo neuronal hasta en la vida cotidiana, en los sueños y en los síntomas, en la poesía y en el arte. Los sueños como realización de deseos, fueron más allá, y como en la fórmula de la inyección de Irma, nos develaban el límite y la verdad de esa escritura. Freud escribía y escuchaba más allá de lo conciente y esto no sin escritura, en su obra y reflexiones. Lacan escribía, también hablaba, la voz es un lápiz que escribe el tímpano y el cuerpo. Trazos, letras, huellas, significantes, distintas formas en que la escritura conmueve la muerte y la sexualidad. Vale la pena remarcar que no sólo se trata de la escritura en papel o algún medio informático (donde el ojo está más capturado), las inscripciones sonoras, por ejemplo, conmueven también algún tipo de escritura. En la escritura matemática se intenta llevar al extremo una lógica que el sujeto siempre subvierte. Pues la escritura también se crea y la experiencia analítica puede aportar en este sentido.

¿Se podría pensar que existe un estilo de escritura que engloba a los psicoanalistas o el estilo es siempre singular de cada autor?

Lamentablemente en los últimos tiempos se repite la misma cantinela, es más si uno no responde al género rítmico y de estilo estipulado, llegan a decir que no es psicoanálisis, me hace pensar en los grupos cerrados e hiperlogicistas de la época de la música dodecafónica. Creo que pueden surgir algunos estilos diferenciados, pero no es fácil, pues cuando un discurso tiene demasiada preeminencia, no da fácilmente lugar al acto creador que va de la mano de la construcción de un estilo. Y en Buenos Aires, la captura y fascinación por cierto dejo de saber absoluto, puesto en el primer mundo, es histórico. Creo que es tiempo de leer a otros autores y como proponía Freud, la formación del analista pasa por la experiencia en análisis y también en estudios de mitología, Historia de la civilización, religiones, Arte, y esto con la implicación de los tiempos y el lugar que nos toca vivir. No repetir siempre lo mismo y generalmente alojado en otra escena, que no es necesariamente la otra escena de lo inconsciente. He escuchado poesías escritas por psicoanalistas y el peso de cierta “jerga” hace que ciertas palabras pierdan su sonoridad poética, pues están tan cargadas de significación que pierden su valor como escritura poética. La experiencia del análisis prioriza lo singular pero en muchas producciones que acontecen –salvo honrosas excepciones- esto no se manifiesta. Y en vez de escribir se predica sobre “la escritura”.

Muchos analistas gustan de escribir, ¿influye en el estilo literario la corriente que el autor sigue en su práctica clínica?

De esto algo comenté en relación a la pregunta anterior referida a lo poético, en lo literario ocurre lo mismo, pero no creo que esto sea producto de la práctica clínica sino de la “corriente”. Si bien uno no se baña de la misma manera en el río “heraclitiano”, no es lo mismo un arroyo cordobés que los remolinos que puedan producirse en el río Paraná. Freud demostró que la práctica clínica produce corrientes (teoría) y a la inversa, estar advertidos de esta frontera creo que –aunque obvio a la conciencia- no es sencillo. Y en esto influyen los discursos dominantes, la propia experiencia subjetiva y el malestar en la cultura en que el neurótico hace lo que puede, la creencia, el sometimiento, la fuga, el aislamiento, etc. Se trata de la novela familiar del neurótico, que exige una narrativa, pero para que pueda ser literatura amerita un paso, un salto.

Entiendo que escribir música tiene sus particularidades, ¿qué nos podría decir al respecto? ¿Existe alguna relación con la clínica psicoanalítica?

La escritura en música es mucho más compleja que la escritura literaria o poética. Pues es difícil formalizar aquello que se resiste a todo tipo de significación, no por que no se lo intente. Es más, se ha intentado hacer de la música una narrativa o una lógica armónica o desarmónica. Pero es claro que la escritura por Ej. Pentagramática ayuda a marcar con “palotes” los tiempos, alturas y silencios en que muchos estilos musicales puedan compartirse, instrumentarse y facilitar la composición. Los “neumas” del canto gregoriano en el siglo XI fueron un avance significativo como hecho de escritura de ese hálito que permitía marcar un movimiento sonoro logrando un “empaste” coral y tímbrico particular en esa “dit-mensión” casa templo. Pero, lo que se pone en juego en el fenómeno sonoro musical es otra escritura que relaciono más, no con el valor notacional, sino con la función del timbre, que es un factor que afecta a la similitud de sonidos y, consecuentemente, a su agrupamiento en estratos. La dificultad es que el timbre no es una propiedad simple -unidimensional- de los sonidos. Puede incluso no ser reductible a un pequeño número de dimensiones. Remarcar esto creo tiene una incidencia no sólo en el aspecto musical sino también en la clínica psicoanalítica pues el cuerpo como instrumento de goce privilegiado, tiene un timbre que supone una escritura multidimencional en que se conforma una consistencia que tiene sus ecos, reverberancias, sonoridad y estilo. Es claro que en las escuchas analíticas se oyen los tonos, las cadencias, los silencios y el timbre con que el sujeto sostiene su discurso, no sin la novela familiar y los cambios que se producen en una dirección de la cura tocan esa escritura tímbrica, pues algo se “modula” en la experiencia que toca la dimensión de la angustia. Esto no sin ritmo que no es la mera compulsión repetitiva, pues cuando se golpea el parche del tambor o el tímpano esa marca es constitutiva y límite de todos los efectos de discursos, el lenguaje, la sexualidad, la economía.

Continúa en la segunda parte…

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