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Psicoanálisis y literatura en la radio: Poesía

A continuación les compartimos fragmentos de la última columna del año 2019 sobre psicoanálisis y literatura a cargo de Viviana Rosenzwit, invitada a participar del programa de radio En tres vistas conducido por Ernestina Mo.

Última columna de psicoanálisis y literatura del año, recapitulemos entonces lo planteado sobre leer: no todos leemos lo mismo (recuerden el punto de vista y lo subjetivo de cada uno), además no siempre leemos de la misma manera (e incluimos en esto el objetivo de la lectura, para qué leemos tal texto y cuándo…) y corresponde introducir hoy los distintos géneros literarios.

¿Leemos igual una poesía que una novela o un ensayo…?

Como ven se nos van complejizando las cuestiones del leer y no era tan ingenuo ni sencillo aventurarnos en este camino cuando comenzamos con las columnas en el mes de marzo pasado.

Viviana Rosenzwit junto a Ernestina Mo en Radio Zónica

¡A no desesperar! Sigmund Freud escribió en su carta 100 del 5/12/98 a su, por entonces amigo, Fliess:

«La literatura (sobre los sueños) que estoy leyendo me tiene reducido a un estado de absoluta imbecilidad. Leer es el terrible castigo impuesto a todo el que pretende escribir. Le sustrae a uno todo lo propio, al punto que a menudo ya ni recuerdo qué hay de nuevo en lo que me propongo exponer, aunque todo ello sea nuevo. La lectura se extiende interminablemente y hasta ahora no alcanzo a ver su fin.»

Aun así él no deja de leer, de alimentarse de cuanta lectura hubiera en su paso para seguir adelante. ¡Qué fuertes sus dichos! ¿Quién no se sintió alguna vez así? Resulta inevitable pero eso mismo es lo que lo hace más atractivo, buscar las coordenadas, las distintas miradas, las distintas rutas que se entrecruzan en nuestras lecturas, en el intercambio con otros lectores.

Freud decía que tanto el arte como los artistas le llevan la delantera al psicoanálisis, entonces, ¿por qué no detenerse ahí? Si son ellos los que nos enseñan. La tarea del artista es hacer visible lo invisible, hacerlo aparecer como por arte de magia.

Veamos ahora una pista para pensar el vínculo entre poesía y psicoanálisis.

La poesía y su particular forma de decir al mundo producen una sensación de estallido de la palabra, rompiendo con los moldes, traspasando los límites que la contienen, promoviendo una reinvención del lenguaje en cada metáfora. Siempre desestructurando y sorprendiendo al lector.

En cada estrofa aparece una proliferación de imágenes, una preferencia por la musicalidad al sentido de la palabra, palabras inventadas, relaciones entre las palabras totalmente insólitas en relación a la ficción que cuenta una historia.

El estilo poético comienza con la metáfora, porque allí donde no hay metáfora, tampoco hay poesía.

Como nos enseña Jacques Lacan en su Seminario 3, Las psicosis, hay poesía cada vez que un escrito nos introduce en un mundo diferente al nuestro. La poesía es creación de un sujeto que asume un nuevo orden de relación simbólico con el mundo.

Jorge Luis Borges siempre ha dicho que la poesía es el modo más vívido de decir la verdad, el modo más memorable de decir la verdad.

En la poesía se lee entonces, una cierta relación al deseo. Tal vez porque de todos los géneros literarios, la poesía mantiene un compromiso con la verdad que va más allá de la fugacidad de la conciencia. Nos toca de cerca, el poeta nos reinventa con sus palabras.

Cuando al psicoanalista Jacques Lacan le dijeron que era un poeta dijo que no, que él era más bien un poema. ¿Por qué? Porque a un poema hay que leerlo y saber descifrar lo más genuino de su creador.

Uno como lector, en cualquier caso, es el efecto de ese poema. La poesía es un acto de rebeldía en el lenguaje.

Si cuando leemos poesía nos emociona, nos conmueve, es porque algo de esa verdad en juego nos toca.

Para quienes gusten oír el audio completo del bloque radial:

https://ar.radiocut.fm/audiocut/psicoanalisis-y-literatura-poesia/

El momento de la columna completa dura unos 10 minutos y les resultará ¡muy interesante!

Psicoanálisis y literatura en la radio: Biblioterapia

A continuación les compartimos fragmentos de la columna sobre psicoanálisis y literatura a cargo de Viviana Rosenzwit, invitada a participar del programa de radio En tres vistas conducido por Ernestina Mo.

Durante todo el año nos enfocamos, en nuestra Columna sobre literatura y psicoanálisis, en la implicancia del sujeto en el acto de leer. Ya queda claro que leer no tiene nada de ingenuo y que cada uno de nosotros lee de distinta forma, según su subjetividad. Cada lectura nos dejará su huella y seguramente, provocará algún cambio en nosotros aunque parezca imperceptible.

Por eso los invito a hablar de Biblioterapia, un término que se ha vuelto a poner de moda por estos días aunque data de principios del 1900. Algunos historiadores destacan la importancia que llegó a tener en las dos guerras mundiales con los soldados mutilados que regresaban para reinsertarse en una sociedad devastada. Y tuvo sus cimientos en USA, cuando a un médico y sus enfermeras se les ocurrió comenzar a recomendar lecturas en un intento por mejorar su convalecencia dado el estrés postraumático del campo de batalla.

Para decirlo bien sencillo, la Biblioterapia es una disciplina que vincula la lectura que cada uno realice de determinados libros y las distintas formas de escritura creativa como un recurso terapéutico.

Existen distintas expresiones artísticas que funcionan al servicio de lo terapéutico como la musicoterapia, las expresiones del cuerpo como la danza y el teatro o las expresiones plásticas como el dibujo y la pintura. Estas son las más comunes, sin embargo la Biblioterapia no es tan conocida y merece para nosotros un punto aparte.

El objetivo es abordar alguna problemática puntual que traiga el paciente a la consulta a través de la recomendación de un libro que cuente una historia donde esa persona logre identificarse y realizar un trabajo terapéutico posterior junto a su terapeuta. Se trata de enfocar los problemas y darles una orientación a través de lecturas recomendadas por profesionales. Este trabajo puede realizarse tanto en el marco individual como grupal.

Los libros son seleccionados en base al contenido de un programa de lectura planificado diseñado para facilitar la recuperación de los pacientes que sufren de enfermedades mentales o trastornos emocionales. Por eso, para estos casos no es cualquier lectura y debe estar orientado por un profesional dentro del marco terapéutico.

Además, no es lo mismo trabajar con niños, con adolescentes, adultos u adultos mayores. Con los chicos, funciona bien leer juntos un cuento y luego iniciar una conversación sobre lo que sienten y les convoca el relato o si es chiquito se le pueden sumar técnicas de dibujos y plastilina para que de esa manera expresen lo que los moviliza.

También es muy lindo el trabajo con adultos mayores en esa etapa de la vida donde se activan temores existenciales como la soledad, las dolencias físicas inevitables, la falta de movilidad, el temor a la muerte y vuelven con más fuerza aquellos recuerdos, quizás fragmentados, de vivencias imborrables. Leer en estos casos ayuda mucho a mantener ágil la mente, al aspecto cognitivo, la concentración y dejar volar la imaginación que a contrapunto con la vida diaria que se les plantea, los puede ayudar a vivir dignamente. Por medio de historias con humor, aventura y suspenso los lectores pueden tener acceso a realidades alternativas que les permiten distraerse de sus preocupaciones, sentirse acompañados y tender puentes de comunicación diversos con sus pares y con sus familiares. Esto es especialmente pertinente para pacientes de enfermedades crónicas, para quienes la falta de motivación y el estado anímico son cruciales.

Mucha gente cree que lo que debería leerse en un proceso de Biblioterapia son libros de autoayuda y sin embargo, no es así, es todo lo contrario. No pasa por buscar consejos de cómo ser feliz sino que aquella novela, poesía u cuento leído abra al paciente a otra dimensión que le permita tramitar sus conflictos en el camino de la cura. La literatura permite a los lectores identificarse no sólo con el protagonista o con el personaje más obvio, sino con otros de diferente género, edad, posición social o con situaciones de vida muy distintas que abren la mirada.

Tampoco es lo mismo que un Club de lectura o comentar libros con nuestros amigos, porque el marco terapéutico es lo que dará la diferencia. Si bien es cierto que hay muchos sitios culturales como bibliotecas, centros barriales para la tercera edad e incluso librerías y hasta hoteles de lujo que hoy en día ofrecen Biblioterapia hay que estar atentos a no mezclar los tantos. Se puede disfrutar de una linda actividad literaria, de un debate con otros y salir con una sonrisa y el alma renovada y está buenísimo eso! Todos compartimos que leer aumenta la sensación de bienestar, leer cambia la manera en que vemos el mundo, pero… no es lo mismo que el marco analítico con un profesional de la salud.

Entonces, a esta altura podemos preguntarnos ¿la Biblioterapia cura? Sola no, no alcanza. Si lo pensamos como una técnica dentro de un tratamiento psicológico puede colaborar a abrir puntas nuevas, trabajar, generar asociaciones que levanten síntomas y alivien el sufrimiento emocional.

Para quienes gusten oir el audio completo del bloque radial:

https://radiocut.fm/audiocut/radio-en-tres-vistas-biblioterapia/?t=32&fbclid=IwAR2jxu31riFrVfGpMjtz4LJyJ6033CRfCyFabLp48KRnmPIuWcXoSG9MsV4#.Xc17jttVqKM.facebook

El momento de la columna completa dura unos 14 minutos y les resultará ¡muy interesante!

Psicoanálisis y literatura en la radio: Responsabilidad / leer

A continuación les compartimos fragmentos de la quinta columna sobre psicoanálisis y literatura a cargo de Viviana Rosenzwit, invitada a participar del programa de radio En tres vistas conducido por Ramón Alfredo Blanco y Ernestina Mo.

A lo largo de los anteriores encuentros radiales, varias veces surgió de diferentes maneras la cuestión de la implicancia del sujeto en el acto de leer. Creo que ya todos saben que estamos hablando desde una perspectiva diferente del acto de leer, menos ingenua quizás, en el entrecruzamiento literatura y psicoanálisis.

El lector es un producto de la lectura, por esto mismo volvemos a enfatizar que todos leemos distinto porque cada ser humano es diferente y cuenta con su propia historia que lo marca. Como ya notamos, las marcas del lector se producen cada vez que leemos como producto de dicha operación y nunca podrían ser pre-existentes. Nunca el ojo lector se posiciona igual para todos, no hay universales ni generalidades en esto. Hay sí, una apropiación del texto por parte de quien es su lector.

Viviana Rosenzwit junto a Ernestina Mo y Ramón Alfredo Blanco

Algunos ejemplos muy simples: no a todos les gusta leer a Borges, hay quienes lo disfrutan, toman como un desafío cada cita suya y hay quienes no lo soportan, no logran seguir su hilo, les molesta tener que ir a rastrear alguna de sus referencias… O en cuanto a géneros, no todos nos enganchamos con las historias de amor por ejemplo, estas sagas de tomos y tomos eternos que están tan de moda…

En este sentido, me quedé pensando en la responsabilidad de la lectura y cuál sería la relación entre el compromiso y el leer. Cómo es la posición del sujeto frente a la lectura?

Existen distas formas de leer, no es lo mismo leer un manual de instrucciones que ficción o un cuento, no? Esto está claro para todos y dicho así parece una obviedad. También por esto, hay una línea que critica fuertemente el sistema de comprensión de textos tan usado a nivel escolar. El tener que comprender ideas sobre un texto como si esas ideas fueran únicas, y quizás algún chico entendió otra cosa, no? Es el típico ejercicio que les dan a los chicos, incluso a mis hijos se lo dieron en el colegio hace años, sobre qué entienden por el cuento de Cortázar “Casa tomada”. No quiero que se malentienda, no digo que esté mal la educación pero sí, que a veces, se pierde de vista lo subjetivo, que cada niño puede sacar sus propias conclusiones como lectores. No todos tienen que contestar lo mismo porque si no se ajusta la respuesta a lo esperado por la maestra está mal, el alumno no sabe.

Acá podríamos abrir un paréntesis a la cuestión de la verdad versus lo verosímil. Un tema muy interesante que si quieren podemos retomar otro día, y hace a diferentes campos como la ficción, las ciencias, la filosofía, la educación, etc…

Las diferencias entre el saber y la verdad son muchas y creo que da para varios intercambios. A mí me gustaría acotar en esta oportunidad, a la línea que venimos sosteniendo en cuanto al leer.

Se me ocurrió contarles un ejemplo que me pasó hace un tiempo. Como ustedes saben, entre otras cosas, realizo correcciones y supervisión de textos. Estaba trabajando en un libro que se titula: Ensayos sobre la dialéctica Estudios sobre la dialéctica en Hegel y Marx, cuyo autor es Eduardo Vásquez. Un filósofo de años, muy reconocido que además recibió el premio anual a la investigación en el área de Humanidades por este libro. Cuando estaba trabajando en el texto, me doy cuenta que critica duramente a Alexandre Kojeve (filósofo, político). En una parte muestra bien su posición, y dice: “La interpretación que ha hecho Kojeve de la Fenomenología ya se ha hecho clásica. Se la toma por definitiva y se la repite bajo diferentes formas. No compartimos esa interpretación y queremos profundizar en las críticas que le hemos hecho anteriormente.” No viene al caso que les cuente sus fundamentos, pero a mí en lo personal, me llamó la atención porque desde el psicoanálisis y una lectura de Jacques Lacan, resulta casi evidente el lugar que éste le dio a Kojeve y la importancia de su vínculo. Cuando ocurren estas diferencias tan marcadas en cuanto a las lecturas, uno suele pensar de inmediato: este tipo no sabe nada y la presencia de la relación saber / verdad se pone en el tapete. Nos preguntamos: ¿Quién tiene razón? ¿Quién sabe más? ¿Quién de los dos tiene la verdad? Son cuestiones que pierden valor definitorio cuando uno logra otra posición ante el leer. Lo que no hay que dejar de hacer creo, es justamente leer los textos, leer a los autores, buscar las coordenadas, no quedarnos con un discurso aplastante que nos lleva al prejuicio de antemano.

Ahora bien, retomando, la cosa se complica aún más si les digo que no solo el lector lee desde una posición, desde cierta situación en la que ya está instalado, sino que el que escribe también está ubicado en un cierto horizonte. Algunas veces ese horizonte es explicitado por el autor, otras veces no. Pero uno nunca puede abarcar ese horizonte en toda su extensión.

Se lee el texto “explícito”, lo que tenemos impreso frente a nuestros ojos pero al mismo tiempo se va construyendo en sus márgenes un texto “implícito”, nuestra propia interpretación de aquello que se va formando avanzando en el texto.

Esta lectura no sólo exige del lector una acción profunda y al detalle sino que además, valiente. Si por ejemplo uno está frente a un texto de un autor que respeta mucho, a veces hacer una lectura crítica se vuelve un desafío, porque implica adentrarse a pescar los puntos de vacilación, o de detención en el desarrollo de una idea.

Como les digo desde la primera columna, el leer no tiene nada de ingenuo, y hoy quería remarcarles la responsabilidad y el compromiso que exige también el acto de leer.

Psicoanálisis y literatura en la radio: Leer / imágenes / sonidos

A continuación les compartimos fragmentos de la cuarta columna sobre psicoanálisis y literatura a cargo de Viviana Rosenzwit, invitada a participar del programa de radio En tres vistas conducido por Ramón Alfredo Blanco y Ernestina Mo.

A través de nuestros encuentros radiales de literatura y psicoanálisis descubrimos que hay diferentes formas y planos de leer, así que el leer ya no es un mero mecanismo generalizado para nosotros. Enfatizamos aquí que leer lleva el sello particular de cada uno.

Viviana Rosenzwit junto a Ernestina Mo, a punto de iniciar su programa

Esta noche surgen nuevas preguntas para alimentar nuestro debate:

¿Será más liviana la forma de leer en nuestros días? Peligra el hábito de la lectura ante la fuerza de la imagen? o es la modernidad que nos lleva a este tiempo de lo inmediato y fugaz? Motivo por el cual el audiolibro tiene su auge actualmente, mucho prefieren que les lean y escuchar la cadencia de la voz de un locutor que su propia voz.

Para jugar un poco con estos temas de las lecturas e imágenes, Diego Recalde, autor de una novela que se titula Revista, que fue editada por Planeta en el 2014,  toma estas cuestiones de las lecturas de las revistas repletas de imágenes al paso de diseñar una novela con ellas y esto me pareció sumamente novedoso. La narración se desarrolla como un magazine, es decir, la historia avanza tomando prestadas las formas del periodismo amarillo para presentar una obra única, repleta de titulares escandalosos, textos cortos y muchas fotografías bien farandurelas.

A partir esta novela que se llama irónicamente Revista, uno podría poner sobre el tapete la fuerza de lo visual, lo imaginario. Una escritura que está hecha de retazos, citas, fotos, imágenes, guiños al lector, alusiones, referencias. Entre esa escritura y nuestra lectura, en ese tejido y destejido, la vida y el mundo despliegan significados a ser descifrados.

Entonces leemos textos pero también se lee un rostro, una imagen, el cielo, las estrellas, signos, indicios, hechos políticos, históricos, el destino, el humo hasta la borra del café y las manos! Se leen los cuerpos, sus gestos, sus posturas y entre ellas subyace una historia, una narración.

Otro ejemplo, ahora ligado a la fuerza de la voz: ¿probaron leer canciones? Cuando son muy populares, ¿logramos leerlas sin que nos suene su música de fondo? Los invito a hacer el ejercicio de leer la letra de un tema muy famoso y comprobar si no se les va “sin querer” el tono de la melodía… e incluso si no les llega casi de inmediato algún recuerdo de otra época que de alguna manera estuviera asociado a esa canción.

O vamos otro punto, tal vez algunos de ustedes hayan escuchado la expresión “leer cine”, incluso hay una revista que la lleva como nombre y muchos cursos de análisis de películas la utilizan en su promoción. Pero, en ese caso es una mención engañosa porque no incentivan a la lectura de guiones de cine sino a lo que pudiera estar más ligado con la acepción: interpretar. ¿Qué similitudes y diferencias se presenta entre ver una película y leer, entre lo visto y lo oído, entre el sonido y las palabras impresas? Acaso, ¿nos ubicamos igual como espectadores que como lectores? El texto en el cine es habla, transcurre arropada sobre los sonidos ambientes y logra que parezca verdad aunque sea ficción.

Quizás estén pensando que me fui por las ramas, ¡qué tendrá que ver la fuerza de la imagen o los sonidos con las distintas formas de leer…! Y es que leer está íntimamente ligado al interpretar, al cifrado no sólo de las letras sino también a las imágenes y sonidos. A veces, el hecho de hablar la misma lengua con otros nos produce la ilusión de compartir el punto de vista y sin embargo, la vida cotidiana a cada paso nos muestra que no, que leemos diferente.

Psicoanálisis y literatura en la radio: Leer / escribir / traducir

A continuación les compartimos fragmentos de la tercera columna sobre psicoanálisis y literatura a cargo de Viviana Rosenzwit, invitada a participar del programa de radio En tres vistas conducido por Ramón Alfredo Blanco y Ernestina Mo.

Las columnas anteriores vimos cómo leer y escribir son dos caras de la misma moneda y no hay una sin la otra. Ambos aspectos, tanto leer como escribir, se encuentran atravesados por el deseo del sujeto y nos remiten de lleno a la subjetividad del ser humano.

Siguiendo este planteo, hoy vamos a hablar de un nuevo aspecto de la cuestión que es traducir.

Según el diccionario, traducir es: “Expresar en un idioma lo dicho o escrito originariamente en otro distinto”.

Viviana Rosenzwit junto a Alina Diaconú y Ernestina Mo en radio Zónica

Si nos ponemos a pensar verán que surgen diferentes motivos para leer, podemos leer por placer como cuando leemos una poesía, una novela, un cuento y no queremos parar de leer o leer movidos por cierto interés en particular cuando investigamos un tema o leer para estudiar por ejemplo.

En cualquiera de estos dos últimos casos, por lo general leemos de corrido y una sola vez. Retenemos lo esencial y, si alguien nos preguntara, podríamos resumirle en unas pocas palabras el contenido de esa lectura. A esta forma de leer se la llama comprensión global del texto original.

Y suele ser la manera de leer que se emplea para traducir, pero ¡ojo! recuerden que dijimos que no todas las personas leemos de la misma forma entonces, les pregunto: ¿Todos los traductores realizarán su trabajo de la misma manera? Por supuesto que no, porque en el trabajo de traducción también se filtra la subjetividad de quien lo realiza. Y esto está muy bien, por más que el traductor realice varios borradores que se irán corrigiendo sobre la marcha, siempre con el texto original a la vista, y con el objetivo de ser tan fiel a él como sea posible.

Seguramente nuestros radioescuchas conocen casos de diferencias de traducción importantes, los hay muy famosos y suelen generar apasionadas discusiones. Por ejemplo hay gente que no lee a Alan Poe sino son las traducciones realizadas por Cortázar –dicho sea de paso es muy interesante su experiencia por Italia que le llevó más de un año de tiempo de trabajo de traducción–, pasa parecido con los seminarios de Jacques Lacan y sus traducciones inéditas realizadas por las escuelas de psicoanálisis que no coinciden con las oficiales editadas por la editorial Paidós y también ocurre otro tanto con las Obras Completas de Sigmund Freud donde la primera versión traducida al español por López-Ballesteros publicada por la editorial Biblioteca Nueva para muchos es poco técnica aunque con un estilo mucho más amable al lector, que rescata el aspectico literario de la pluma freudiana. Sin embargo, la editorial Amorrortu encaró una nueva versión coordinada por José Luis Etcheverry que se podría decir más acertada en los vocablos técnicos elegidos. Yo tuve el gusto de conocer a uno de sus principales traductores Leandro Wolfson y conversando sobre estas cuestiones de la traducción de Freud afirmaba que había que serle fiel al autor y leal al futuro lector, brindándole un texto que sea claro para él y esté redactado correctamente.

La traducción es, en esencia, una paradoja de la subjetividad.

Como ven, ¡traducir es una tarea bastante difícil! Donde se entrelaza con leer pero además, con la escritura de esas lecturas porque es un trabajo artesanal.

Por último, hay otro punto que me interesa retomar y es hasta más subjetivo -si quieren decirlo de ese modo-: ¿Qué sucede cuando leemos en otra lengua que no sea la materna? ¿Qué mecanismos ponemos en juego cuando leemos en otro idioma…? ¿Cómo nos marca durante la infancia esa primera lengua que aprendemos casi sin darnos cuenta?

Esta pequeña serie que planteamos en nuestra columna radial sobre psicoanálisis y literatura: hablar, escribir, leer, traducir nos lleva a interrogarnos y cómo nada de todo esto tendría sentido sin las vivencias personales es que se nos ocurrió invitar a la escritora Alina Diaconú. Con ella dialogamos sobre su experiencia de vida, su relación con la lengua materna que es el rumano y cómo fue aprender un nuevo idioma al venirse de chica a vivir a la Argentina, además su vínculo desde siempre con la escritura y sus libros.

Psicoanálisis y literatura en la radio: Leer / escribir

A continuación les compartimos fragmentos de la segunda columna sobre psicoanálisis y literatura a cargo de Viviana Rosenzwit, invitada a participar del programa de radio En tres vistas conducido por Ramón Alfredo Blanco y Ernestina Mo.

La vez pasada enfatizamos que leer nos remite de lleno a la subjetividad. Bien, por esta vez, sepan disculpar la autorreferencia con que voy a comenzar la columna de hoy pero ya verán que mi comentario nos sirve para pensar cómo leer y escribir son dos caras de la misma moneda y no hay una sin la otra, ambas se encuentran atravesadas por el deseo del sujeto.

Suelo leer mucho. Cada novedad que pasa por mis manos es blanco de mi mirada. O me desvío leyendo textos para las búsquedas bibliográficas que me solicitan. O cuando acomodo los libros y las revistas en los estantes de las bibliotecas, me entusiasmo más de la cuenta. O los trabajos inéditos de los autores que me consultan y otro tanto de las editoriales para las que trabajo, los libros que me envían de regalo, los comentarios de libros que otros escriben. Leo y releo a Freud, Borges y algunos otros autores que siempre me acompañan y podría seguir enumerando oportunidades para leer. Quienes trabajan en el mundo del libro sabrán de inmediato a qué me refiero.

Seguramente en estos años he desarrollado ciertas mañas funcionales al trabajo, pero que a la vez me convierten en una lectora menos desprevenida. Debo tener en cuenta ciertas variables de estilo, de contexto, el marco teórico, plantearme a qué público se dirige la obra, revisar citas, notas al pie y muchas veces hasta establecer cambios de formas y contenidos de los textos para que luzcan más atractivos, interesantes y legibles.

Me gusta leer, aventurarme cada vez y no hay ningún secreto en eso. Pues leer es tener los ojos abiertos al mundo, con una mirada ancha que regala siempre el enigma de lo inconcluso. Una pequeña anécdota me viene a la memoria: hace tiempo hablando del deseo y de los libros, alguien en tono de humor me sugirió: Tendrías que poner un pasacalle que diga: “Yo ♥ objeto libro”. ¿Quién les dice que este trabajo que estoy realizando junto a ustedes, acá en la radio, no lo sea? Un pasacalle con un tinte más privado que propicia la circulación del deseo a través del leer.

Los lectores estamos para dar vida a aquellos personajes que transitan por las narraciones. Un lector se deja atrapar por ese mundo ficcional que entra a través de sus ojos.

De un texto no hay más sujeto que el lector, ya que el autor queda fragmentado en su historia, en el relato, convirtiéndose en causa. Leer significa elegir.

Integrantes del programa En tres vistas: Viviana Rosenzwit, Ernestina Mo, Gwendolyn Díaz, Marta de París y Ramón Alfredo Blanco

Entonces, recuerdo que la vez pasada cuando vine al programa, Ernestina Mo me preguntó sobre qué autores me llevaría conmigo y respondí rápidamente: Borges y Freud. Algunos psicoanalistas no entienden esta afinidad porque se quedan con la persona y no con el escritor, incluso una vez alguien me reclamó: ¡Cómo podés hablar de este Señor Borges que nunca citó a Freud! Y puede que sea cierto. María Kodama me contó que una vez Borges iba a dar una conferencia y antes de empezar alguien de la organización se le acercó para advertirle en secreto que la mayoría de su auditorio eran psicoanalistas… él con el buen uso de la ironía que lo caracterizaba respondió: No hay problema, a mí también me gusta la literatura fantástica!

De adolescente, tuve la fortuna de participar de una charla que brindó Jorge Luis Borges a unos pocos alumnos del Normal donde cursaba mi 5º año del secundario (tenía tan solo 17 años).

Al finalizar, me acerqué a él y ávida de encontrar alguna fórmula mágica le pregunté directamente:

– Sr. Borges, ¿cómo se hace para escribir…?

– Ah! -exclamó sonriendo como pesquisando mis intenciones- Usted debe tomar un tema, por ejemplo: el árbol y escribir, y escribir, y escribir todo lo que se le ocurra sobre él. Cuando ya no se le ocurra más nada, recién ahí estará en condiciones de comenzar a escribir sobre su tema: el árbol.

Aún hoy, me incentiva la frescura de su respuesta. Ese instante donde se prestó al juego de contarme su secreto.

Escribir es una apuesta al deseo, agotar las simples ocurrencias para dar paso a algo más. Como en todo desafío, siempre se ignora algo del cuándo se podrá comenzar a escribir sobre nuestro tema. Lo que sí es seguro, retomando la premisa que me brindó Borges, es que día a día vale la pena continuar con el intento.

Finalizo acá, remarcando que tanto leer como escribir se encuentran atravesados por el deseo del sujeto y no pueden pensarse dejando de lado la subjetividad.

Psicoanálisis y literatura en la radio: Leer

A continuación les compartimos fragmentos de la primera columna sobre psicoanálisis y literatura a cargo de Viviana Rosenzwit, invitada a participar del programa de radio En tres vistas conducido por Ramón Alfredo Blanco y Ernestina Mo.

Para abrir el juego, los invito a reflexionar sobre el leer porque a diario todos leemos de manera automática, sin detenernos a pensar sobre qué es leer. De paso, veremos lo que nos aporta la mirada del psicoanálisis sobre el tema.

De entrada me atrevo a afirmarles que la lectura no es innata porque hace a la subjetividad. En esta línea, tenemos otro punto a investigar que tiene que ver con la enseñanza, ya que somos sujetos del lenguaje inmersos desde antes de nacer en la cultura. Ustedes creen que ¿alcanza con la educación para leer? Incluso a pesar de la masificación de la comunicación escrita a partir de internet y las redes sociales, no existe certeza de que los lectores lean y comprendan de forma cabal la información que circula en los diversos formatos digitales. Y es justamente allí donde reside la paradoja de la situación: más oferta / menos lectores. La impostura de la sociedad del espectáculo nos acecha.

Ramón Alfredo Blanco, Ernestina Mo y Viviana Rosenzwit en radio Zónica a punto de salir al aire con En tres vistas

– Entonces, ¿cómo se vincula leer con nosotros?

Leer nos remite de lleno a la subjetividad. Leer es propio del sujeto, ya que por ejemplo –si lo piensan- los animales no pueden realizar una operación de lectura. Pero cabe preguntarnos, ¿leemos todos igual? Aunque leamos el mismo texto, ¿leemos lo mismo? No. Seguramente, si lo meditan un poco encontrarán muchos escritores que abordan la misma temática de manera diferente.

Por ejemplo, tenemos el caso de dos grandes lectores: el psicoanalista Jacques Lacan y el filósofo Jacques Derridá. En muchos momentos de sus recorridos podemos entrever sus influencias o cierto diálogo subterráneo que los llevó a leer los mismos textos. Pero, ¿qué lee cada uno de ellos? ¡Algo distinto! Diríamos que le ponen distinto ojo a la lectura. Esta es una de las cuestiones más enriquecedoras y lejos de desanimarnos, nos convoca a abrir un debate riguroso.

Y es que la parte más importante de leer, no la encontramos precisamente en pasar la vista por algo escrito interpretando los signos (como explica una de las definiciones del diccionario). Leer es tener los ojos abiertos al mundo, tener la mirada ancha y no estrecha. En ese sentido, apuesto a la diversidad de lecturas que nos lleve a abrir la mirada.

Entiendo nuestra relación a la lectura con un ir más allá, y no quedarnos con los conocimientos envasados o escuchar todo suponiendo la verdad absoluta a quien habla desde ese lugar. El punto es que cada quien elige a sus referentes según los gustos e inclinaciones. Para cada uno de nosotros, hay escritores que pesan más que otros y eso es innegable. No hay por qué ocultarlo, es un rasgo más de la subjetividad de la lectura.

Lo que a mí me parece primordial, es que no dejemos de cuestionar, interrogar, reflexionar, investigar, abrir la mirada.

Esta misma posición es la que me lleva a decirles hoy que no hay una lectura verdadera ni absoluta, lo que sí hay son puntos de vista o el ojo de la lectura. Y como somos sujetos, cada lectura está atravesada por la subjetividad (por la historia de vida de ese lector, y remarcamos la importancia que tiene el entorno familiar y la influencia cultural en nuestra forma de leer). Está claro que si leer es un acto del sujeto, será un leer para cada uno de nosotros.

Como algunos saben dirijo una Colección de libros que reúne cuentos y novelas, y justamente siguiendo esta línea que les estoy contando es que la llamé Colección Ojo Lector.

– Pero entonces, cuando uno lee a su autor favorito ¿qué debería plantearse?

Sí retomando, leer a un autor favorito abre al interrogante:

¿Cómo es leer a un autor en particular? Leer un texto es leer a un autor, lo que significa en principio, intentar familiarizarnos con su búsqueda y sus propósitos. ¿Qué lo motivó a escribir? ¿Con quién se enfrenta y con quiénes se siente convocado? Cuáles son sus adhesiones y sus rechazos, a qué herencia responde y quiénes pretende ese autor que sean sus destinatarios, sus lectores? Un autor siempre está acompañado, habitado por otras voces y el lector debe ir desmenuzándolas, descubriéndolas al pasar las páginas de sus libros.

La clave está en que somos sujetos y no individuos ni máquinas parlanchinas. Enfatizo esta diferencia porque nos da la mirada desde el psicoanálisis que nos va a guiar en nuestros encuentros radiales entre psicoanálisis y literatura que nos proponemos en este ciclo.

El sujeto cuando lee realiza un acto creador implicándose en su lectura. Quien piense que esto puede automatizarse, hacerse de forma objetiva o sin implicancias deja de lado al sujeto.

Por eso, no es igual leer por nosotros mismos que te lea otra persona.

– Ah no? Podrías ampliar esto?

Escuchar leer a otro ya implica que ese lector pone su intencionalidad en juego, la cadencia de su voz nos lleva a escuchar esa lectura de determinada forma que no es ingenua.

Escuchar la voz que relata un texto es otra forma de leer a un autor, de entrar en el laberinto de su lenguaje, de su particularidad al decir, de su singular manera de escribir. En este punto, el nuevo formato de audiolibro que viene pisando fuerte por esta época me deja un sabor a incierto que no pasa por rechazar los nuevos formatos. Las tecnologías digitales, imponen nuevos modos de leer y desafían al lector a participar de forma diferente. Pero escuchar una historia contada por otro, escuchar esa voz narrándola ¿es lo mismo que la operación de lectura? Yo creo que no, con lo cual sería para debatir si los audiolibros son nuevas formas de libros o inventan una nueva categoría.

Mucho se habla de la vocación del escritor, del deseo que está en juego, pero cabría preguntarse: ¿existe la vocación del lector? Hoy los dejo con esta inquietud. Recuerden que leer es una de las formas de la felicidad, y siempre vale la pena apostar a ella.

Firma de escritores en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

La tradicional firma de escritores en el espacio de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, es una experiencia gratificante tanto para el autor que toma contacto directo con sus lectores como para todos aquellos que atesoran llevarse el nuevo libro autografiado, intercambiar comentarios, consultas, anécdotas y hasta por qué no, tomarse alguna foto divertida en el stand para compartir en las redes sociales.

Para nosotros es un momento especial y los invitamos a agendarse con tiempo las fechas programadas para venir a visitarnos! En un nuevo año de vida de nuestro proyecto editorial, estamos felices de seguir creciendo y queremos compartirlo con ustedes. ¡Los esperamos!

Los escritores y editores de Moglia ediciones se acercan a la tradicional firma de libros

Los autores de la Colección Ojo Lector dirigida por Viviana Rosenzwit estarán firmando ejemplares de sus libros en la 45° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que se desarrollará del 23 de abril al 13 de mayo de este año en el predio de la Rural de Buenos Aires.

Los esperamos en el Stand de Moglia Ediciones: 532 Pabellón Azul, que además este año se lucirá con un diseño renovado para aprovechar al máximo el espacio y disfrutar de las novedades editoriales con todos sus visitantes.

Cronograma de firmas, hasta este momento confirmadas:

Pablo Melicchio firmará ejemplares de su novela QuiniFreud, el día viernes 26 de abril de 18 a 20 hs.

Luciana Prodan firmará ejemplares de su libro de cuentos En sangre viva, el día sábado 27 de abril de 18 a 20 hs.

Luis Benítez firmará ejemplares de su libro de cuentos Las ciudades de la furia, el día domingo 28 de abril de 16 a 18 hs.

Irma Verolín firmará ejemplares de su novela La mujer invisible, el día miércoles 1º mayo de 16 a 18 hs.

Aníbal Leserre firmará ejemplares de su libro de cuentos 13 Historias desparejas y un desenlace… el día viernes 3 de mayo de 18 a 20 hs.

Mario Capasso firmará ejemplares de su libro de cuentos breves Una palabra trae la otra, el día miércoles 8 de mayo de 16 a 18 hs.

Patricia Severín firmará ejemplares de su novela La Tigra, el día domingo 12 de mayo de 17 a 19 hs.

Yamil Dora firmará ejemplares de su novela Diez mil kilómetros de distancia, los días martes 30 de abril de 18 a 20 hs. y viernes 10 de mayo de 18 a 20 hs.

Adolfo Colombres firmará ejemplares de su novela La marea de la sombra, el día domingo 5 de mayo de 18 a 20 hs.  

Por supuesto, otros autores de Moglia ediciones ¡se harán presente en Buenos Aires!

Ramón Alfredo Blanco firmará ejemplares de sus libros Encuentros –diálogos con escritores latinoamericanos- e Historias leídas en tu cuerpo, los días lunes 29 de abril de 18 a 20 hs. y y jueves 2 de mayo de 18:30 a 19:30 hs.

Marta de París firmará ejemplares del libro Marta de París, vida y obra comentada el día jueves 2 de mayo de 18:30 a 19:30 hs.

Gustavo Sanchez Mariño firmará ejemplares del libro Sonetos de Shakespeare el día viernes 3 de mayo de 20 a 22 hs.

Moni Munilla firmará ejemplares de su libro Cuentos con patas el día viernes 3 de mayo de 16 a 18 hs.

Lecturas cruzadas en la Feria del Libro de Corrientes

La Colección Ojo Lector de Moglia ediciones convoca a dos mesas tituladas: Lecturas cruzadas, intercambio de autores de Buenos Aires y Corrientes en la próxima Feria Provincial del Libro de Corrientes 2018.

Las mesas serán coordinadas por Carlos Lezcano y Viviana Rosenzwit. Se desarrollarán los días 19 y 20 de julio en el predio Tekove Potí, Costanera Sur, Corrientes.

Una de las mesas estará compuesta por los autores Pablo Melicchio y José Gabriel Ceballos que comentarán sus últimos libros, a continuación les compartimos un pequeño adelanto.

José Gabriel Ceballos lee QuiniFreud de Pablo Melicchio:

Viviana Rosenzwit, la directora de la colección “Ojo Lector” de Moglia Ediciones, me invitó a hablar sobre la novela QuiniFreud de Pablo Melicchio en la Feria del Libro de Corrientes. Este libro fue una muy buena sorpresa para mí, que aún no conocía nada del autor. Es un texto inteligente, ágil, con mucho humor y una acertada resolución literaria. Melicchio sumerge su mundo de psicoanalista en una aventura ficcional llena de hallazgos. El desarrollo de una teoría de la interpretación de los sueños al servicio del éxito con la quiniela, aparentemente estrambótica, es sólo el eje de una historia que seduce al lector por la carnadura de los personajes y la vitalidad de la trama. Los psicólogos Salvador Cabulli & Lorena componen una pareja cuya convivencia se ve limada por la rutina que los empuja a sendas “fugas” divergentes e ineluctables: él hacia una profundización de su intelectualidad científica, con el progreso y la puesta en práctica de su extravagante teoría quinielera, y ella hacia un ardiente adulterio. Una fuga, en fin, por vía de la fantasía: la de dominar el azar y la de toda construcción erótica. Y en medio de esa doble y alocada carrera surgen otros dos personajes fundamentales, también plenamente logrados: el amigo traidor y el espectacular Ángel Zamudio, un intruso que irrumpe en el consultorio del cornudo y que bien podría haber sido concebido por Marechal o por Arlt. Melicchio pregunta, en el libro: “¿Acaso el `yo´ no es una ficción? Cuando decimos `yo soy´, no estamos construyendo un personaje, recortando una parte de ese que creemos ser para proyectarnos en el mundo?” Y allí, creo, está una claveque explica la confluencia entre psicología y vuelo imaginativo, entre razón y delirio creador que nos atrapa con firmeza hasta el punto final del libro.

Pablo Melicchio lee Seis historias grises de José Gabriel Ceballos:

La apuesta resultaba tentadora. Acepté. Fui invitado a la Feria del Libro de Corrientes como autor de Buenos Aires. La propuesta, leer a un escritor correntino, este me leería a mí, y haríamos una presentación cruzada. El problema, pensé entonces, era si me tocaba uno de esos libros que no me interesan, que quiero dejar ni bien empiezo a leer. Así me llegaron las Seis historias grises de José Gabriel Ceballos. Me sumergí en el libro y no pude parar. En una par de noches, que recuerdo como mágicas, bebí el néctar de una letra impecable. El azar, o quien lo maneje, me dio un tesoro, un libro poblado de buenas historias, que bordea y profundiza los temas que desde siempre me inquietan: la traición, el dolor, la venganza, la muerte, el amor y sus reversos, el pasado, la vida misma. Los temas fundamentales que siempre busco para seguir abriendo la cabeza y el corazón. Y además, intuyo, el encuentro con un hombre genial, José Gabriel Ceballos, con quien, sospecho, tenemos muchas inquietudes en común. Deseo pronto estar en esa mesa de la feria y cruzarnos en la presentación. Será un placer conocer al autor de las Seis historias grises…

Lecturas cruzadas en la Feria del Libro de Corrientes

La Colección Ojo Lector de Moglia ediciones convoca a dos mesas tituladas: Lecturas cruzadas, intercambio de autores de Buenos Aires y Corrientes en la próxima Feria Provincial del Libro de Corrientes 2018. Las mesas serán coordinadas por Carlos Lezcano y Viviana Rosenzwit.

Se desarrollarán dos mesas, los días 19 y 20 de julio. Una de las mesas estará compuesta por las autoras Pilar Romano e Irma Verolín que comentarán sus últimos libros, a continuación les compartimos un pequeño adelanto.

Pilar Romano lee La mujer invisible de Irma Verolín:

La realidad cotidiana y la memoria de esa realidad parecen tener en su centro un espacio en el que suelen instalarse la imaginación y la vocación de contar.

En su novela La mujer invisible Irma Verolín sitúa en ese espacio una historia que avanza hacia un territorio apasionante. Con destreza narrativa elige personajes humanos y también inanimados -un teléfono que no funciona, una bicicleta cuyas ruedas se desinflan, la desconcertante ciudad en lo más ardiente de un verano – con el protagonismo destacado de la soledad y unas cartas extrañas. Cartas que aportan el ingrediente de intriga y que -junto a los otros elementos- provocan poco a poco en el lector la sensación de no ser el destinatario sino parte de la historia, impulsándolo a seguir hasta su desenlace. Todo ello enlazado a reflexiones sorprendentes que son un inteligente buceo en los espacios interiores de los personajes y de la condición humana.

Irma Verolín lee El desamparo bajo la cama de Pilar Romano:

¿Qué encrucijadas, emociones, secretas motivaciones llevan a estos personajes a vivir la situación particular que experimentan en cada uno de estos cuentos? ¿De qué manera puede conocerse aún más el mundo actual al asomarnos a estos pequeños universos donde los seres humanos se encuentran inevitablemente en situación de vulnerabilidad?

¿Qué secretos esconden, qué búsquedas impulsan a estos hombres y mujeres que de pronto parecen expulsados cada uno de distinta manera del cuadrilátero del mundo? Pilar Romano despliega en el libro El desamparo bajo la cama escenarios y personajes que nos conmueven y nos hacen reflexionar sobre nuestra propia interioridad, a la vez que nos permiten convivir con una realidad estremecedora.

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